- Tipo erotomaníaco: también denominado síndrome de Clerembault o paranoia erótica. En este caso, el paciente tiene la convicción de ser amado por una persona famosa o de un escalafón social alto. Las mujeres padecen más que los hombres este tipo de delirios. Normalmente se refiere más a un amor romántico que de tipo sexual. Tiene un curso crónico.
- Tipo celotípico: también conocido como celotipia sexual o síndrome de Otelo. El paciente está convencido de que su pareja o compañera le es infiel, sin ningún motivo aparente. Es por ello que el sujeto trata de controlar cada movimiento, intentado desvelar signos que puedan justificar una infidelidad. Es más predominante en varones a partir de los cuarenta años y con historial de abuso alcohólico.
- Tipo de grandiosidad: este tipo de delirio se produce cuando el sujeto se considera una personalidad relevante o cree tener una relación extraordinaria con personas ajenas y no reconocidas. Pueden tener un contenido religioso (de tipo mesiánico), corporal, etc.
- Tipo persecutorio: es el tipo de delirio más frecuente y se caracteriza porque el sujeto cree que está siendo perseguido o es víctima de alguna conspiración, ya sea con el objetivo de acabar con su vida o de producirle algún tipo de perjuicio. Estos pacientes suelen tener una actitud irritable y habitualmente se encuentran enfadados y suspicaces.
- Tipo somático: el contenido de este delirio versa sobre el propio cuerpo del afectado; éste cree que las funciones o sensaciones corporales están afectadas. Se puede presentar de diversas maneras: pensando que tiene una malformación, que una parte de su cuerpo no existe o que padece alguna enfermedad (delirio hipocondríaco).
- Otros delirios:
- de control: el sujeto considera que sus pensamientos están siendo espiados o controlados desde el exterior
- de referencia: el sujeto cree que él mismo ha adquirido una relevancia extraordinaria, sintiéndose el blanco de todas las miradas y objetivo de toda referencia.
- Síndrome de Cotard: también denominado delirio nihilista. El paciente cree que no existe o que su cuerpo está vacío. Son típicos en sujetos esquizofrénicos.
El curso del trastorno delirante suele ser crónico y se inicia en torno a la edad media de la vida (35-45 años). Pueden presentarse cambios y oscilaciones en el nivel de presencia del delirio, hasta el punto de desaparecer meses después sin que el paciente presente una recaída posterior.